miércoles, 3 de febrero de 2010

The Philips Pavilion




El pabellón Philips, erigido en el año 1956 para la celebración de la Exposición Universal de Bruselas, contenía en su interior el “Poema Electrónico”, una obra acústico-visual realizada por un equipo constituido entre otros por Le Corbusier y el músico-ingeniero y arquitecto Iannis Xenakis (redacción del proyecto y su construcción), Edgar Varèse. Es una de las primeras obras arquitectóncicas en las que se profundiza en el tema del sonido, su influencia en el espectador y la importancia de la arquitectura para su propagación y efecto.

El espectáculo visual del pabellón duraba ocho minutos. Estaba concebido bajo el criterio varesiano de son organisée (sonido organizado), para distinguirlo de la música de estructura melódica. Consistía en una secuencia grabada que incluía sonidos generados electrónicamente o grabados del natural (música concreta). El sonido era difundido por alrededor de 400 altoparlantes, controlados automáticamente. La disposición de los parlantes y el control del sonido, a cargo
del experto de Philips Willem Tak, permitía percibir una experiencia estereofónica, en la cual el sonido se trasladaba en el espacio. El Poème alcanzó un importante reconocimiento y es considerado una obra significativa del último período de Varèse.

Simultáneamente, y sin ningún criterio de sincronización, se proyectaba la secuencia
visual concebida por Le Corbusier. Ésta se desarrollaba en siete partes que cubrían
desde la génesis del mundo hasta la nueva civilización ejemplificada en obras del
propio Le Corbusier12. La presentación combinaba cuatro elementos: colores ambientales (ambiances), proyección fílmica de imágenes (écrans), proyección de formas simples a través de esténciles intervenidos (tri-trous) y formas tridimensionales suspendidas (volumen): un objeto geométrico y un cuerpo de mujer,
iluminados con luz ultravioleta13. Las imágenes proyectadas iban desde lo tierno hasta lo feroz, desde lo organizado a lo caótico, de lo natural a lo artificial.

Los sonidos, registrados en una cinta magnética y difundidos por una batería de 425 altavoces, surcaban el interior del pabellón y producían un efecto irresistible en el público.

"…que el público oscile entre la incertidumbre y la repentina fascinación…" (Iannis Xenakis).

Para ver y escuchar el "poema electrónico": http://aam.blogcindario.com/2007/08/00590-varese-xenakis-le-corbusier-poema-electronico.html

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