martes, 2 de marzo de 2010

Autoenunciado

El objetivo del curso es demostrar y dejar patente que el ruido, el sonido, el silencio… son elementos que de manera inconsciente influyen en nuestra manera de vivir y sentir la ciudad; nos afecta directamente a nuestro estado de ánimo, a la manera de relacionarnos con los demás e incluso a la propia salud personal; y que, por otra parte, es posible modificarlo y mejorarlo.

Alicante, como todas las ciudades en los últimos años, ha visto como su índice de contaminación ha aumentado a pasos agigantados debido al tipo de sociedad al que estamos tendiendo. Cada vez con más importancia, se está intentando combatir este problema desde diferentes frentes: contaminación lumínica, de residuos, uso de energías renovables, etc. Sin embargo, hay una contaminación que nos afecta aún más directamente que las demás y a la que no se le está dando la importancia que debería. Es posible que este hecho suceda porque no es una contaminación que se acumule a lo largo del tiempo. Sin embargo, cada vez más a menudo, hay ciudadanos que ven como este factor influye en sus vidas de manera negativa llegando incluso a influir en la salud de los ciudadanos que día a día combaten con ruidos estrepitosos y desagradables que forman parte de las ciudades tal y como están planteadas hoy en día.

La propuesta iría por el camino de plantearse esta pregunta: ¿Cómo serían nuestras ciudades si nos planteamos el problema de la sostenibilidad acústica desde el mismo comienzo de planeamiento urbano y llegando hasta la propia generación del espacio público, de la vivienda y de la relación entre ambos? ¿Es posible mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, los lugares por los que se mueven en la ciudad con este gesto? A lo largo del curso intentaré plantear que modificaciones aplicaría a la ciudad de Alicante teniendo en cuenta el parámetro ruido como principal componente para generar el proyecto.

miércoles, 17 de febrero de 2010

miércoles, 3 de febrero de 2010

The Philips Pavilion




El pabellón Philips, erigido en el año 1956 para la celebración de la Exposición Universal de Bruselas, contenía en su interior el “Poema Electrónico”, una obra acústico-visual realizada por un equipo constituido entre otros por Le Corbusier y el músico-ingeniero y arquitecto Iannis Xenakis (redacción del proyecto y su construcción), Edgar Varèse. Es una de las primeras obras arquitectóncicas en las que se profundiza en el tema del sonido, su influencia en el espectador y la importancia de la arquitectura para su propagación y efecto.

El espectáculo visual del pabellón duraba ocho minutos. Estaba concebido bajo el criterio varesiano de son organisée (sonido organizado), para distinguirlo de la música de estructura melódica. Consistía en una secuencia grabada que incluía sonidos generados electrónicamente o grabados del natural (música concreta). El sonido era difundido por alrededor de 400 altoparlantes, controlados automáticamente. La disposición de los parlantes y el control del sonido, a cargo
del experto de Philips Willem Tak, permitía percibir una experiencia estereofónica, en la cual el sonido se trasladaba en el espacio. El Poème alcanzó un importante reconocimiento y es considerado una obra significativa del último período de Varèse.

Simultáneamente, y sin ningún criterio de sincronización, se proyectaba la secuencia
visual concebida por Le Corbusier. Ésta se desarrollaba en siete partes que cubrían
desde la génesis del mundo hasta la nueva civilización ejemplificada en obras del
propio Le Corbusier12. La presentación combinaba cuatro elementos: colores ambientales (ambiances), proyección fílmica de imágenes (écrans), proyección de formas simples a través de esténciles intervenidos (tri-trous) y formas tridimensionales suspendidas (volumen): un objeto geométrico y un cuerpo de mujer,
iluminados con luz ultravioleta13. Las imágenes proyectadas iban desde lo tierno hasta lo feroz, desde lo organizado a lo caótico, de lo natural a lo artificial.

Los sonidos, registrados en una cinta magnética y difundidos por una batería de 425 altavoces, surcaban el interior del pabellón y producían un efecto irresistible en el público.

"…que el público oscile entre la incertidumbre y la repentina fascinación…" (Iannis Xenakis).

Para ver y escuchar el "poema electrónico": http://aam.blogcindario.com/2007/08/00590-varese-xenakis-le-corbusier-poema-electronico.html

domingo, 17 de enero de 2010

identidad sonora

En un momento en el que la ciudad y el diseño urbano se encuentran dominados por condicionantes comerciales y de consumo superficial es difícil encontrar un diseño urbano proyectado hacia los sentidos de modo que desde el diseño y la planificación urbana se promueva una auténtica relación entre la gente y la ciudad.
Una ciudad sensible es una ciudad que no se conciba sólo en términos de funcionalidad, tratando de dar respuesta a preguntas cómo ¿Qué es lo que permite privilegiar la dimensión sensible y considerarla como una componente pertinente de la ciudad contemporánea? ¿Cómo el espacio urbano actual puede ser capaz de congregar los diferentes sentidos?
El análisis arquitectónico y urbanístico se viene rigiendo casi exclusivamente por planteamientos visuales, a pesar de que nuestra percepción del medio, como la de otras especies, es multisensorial.
Las escasas investigaciones (Southworth, 1969; Amphoux, 1991; Carles 1999) que han analizado el sonido desde una perspectiva integral, han comprobado cómo el sonido puede contribuir al enriquecimiento y sentido de los diferentes lugares en los que el hombre desarrolla su vida.
Cada ciudad posee unas situaciones sonoras representativas en la percepción del ciudadano determinando una manera de vivir la ciudad. Con este planteamiento se parte de la consideración de que la ciudad no es sólo ruido sino que en cualquier espacio urbano podemos encontrar lugares con un clima sonoro agradable, apreciado por la población.
Con ello se trataría de desarrollar nuevas estrategias de gestión del medio ambiente sonoro pasando de actitudes defensivas a actitudes ofensivas.
El sonido puede cumplir diferentes funciones informativas, estéticas, emocionales. Una de ellas es la de contribuir a determinar la identidad de un objeto, producto, lugar, incluso ciudad.
La identidad sonora de una ciudad depende de innumerables apreciaciones individuales, la mayoría de las veces ocultas en una memoria profunda e inconsciente.
El análisis del medio ambiente sonoro debe integrar diferentes dimensiones. Junto a las variables acústicas deben incorporarse nuevas dimensiones, fundamentalmente la dimensión espacial (organización y diseño del espacio), la dimensión social (reglas sociales y modos de vida) y la dimensión cultural (criterios estéticos, culturales...).
Jose Luis Palmes y Cristina Palmese

sábado, 16 de enero de 2010

Escultura sonora




El "Instrumento músico", se compone geométricamente de un recinto elipsoidal cuyos dos focos coinciden con las áreas de lectura y audición de los mensajes por parte de los usuarios, sentados en asientos o sillas de ruedas. Es una arquitectura acústica, en forma de espacio-escultura y que obliga a entrar en ella para experimentar sus efectos.
Se ha realizado con poliéster reforzado en fibra de vidrio para conseguir la forma elipsoidal y la textura superficial interna. Su forma permite concentrar la energía de un susurro y transportarlo a una distancia de 2,50 m. Además, debido a la forma del recinto, un susurro se amplifica hasta 14 dB convirtiéndose en una voz alta y clara para el oyente.
Un orador situado en un foco transmite su mensaje a un receptor situado en un foco receptor, pero el proceso es reversible, y ahora el orador puede ser también el receptor puesto que el mensaje vuelve a concentrarse en el foco de origen.
La escultura sonora fue proyectada y realizada por F. Daumal i Domenech, A.Giménez Pérez, L.Benac Vegas, W.Valdez Cragnolini, de las Universidades Politécnicas de Barcelona y Valencia y fue presentada en el Mapapoètic del FORUM
Por David Casadevall i Planas

Excursión sonora por Hildegard Westerkamp

Una excursión sonora (soundwalk) es cualquier salida cuyo propósito principal sea escuchar el entorno. Es exponer nuestros oídos a cada sonido que nos rodea, sin importar dónde nos encontremos. Podríamos estar en casa, o caminando tal vez por una calle del centro de la ciudad, por un parque, por la playa; podríamos estar sentados en la sala de espera del doctor, en el recibidor de un hotel, en un banco; podríamos estar comprando en un supermercado, una tienda departamental, una tienda de legumbres china; podríamos estar esperando en el aeropuerto, en la estación del tren, en una parada de camión. Donde quiera que sea, demos prioridad a nuestros oídos. Los hemos descuidado mucho tiempo y, como resultado, hemos hecho poco por desarrollar un entorno acústico de buena calidad. Escuchar de esa manera puede ser una experiencia dolorosa, agotadora, porque nuestros oídos están expuestos de manera continua a demasiados sonidos demasiado fuertes o demasiado carentes de sentido. Tratar de ignorarlos, no obstante, tiene aún menos sentido. Como no podemos cerrar nuestros oídos, no podemos evitar escuchar todos los sonidos. No importa cuán fuerte intentemos no hacerle caso, la información entra al cerebro y busca ser procesada. Física y psíquicamente, tenemos que dar cuenta de todos los sonidos, aunque nuestros oídos los perciban inconscientemente. Además —y es lo más importante—, desensibilizamos nuestras facultades auditivas al dejar fuera los sonidos, e impedimos así que nuestros oídos ejerzan su función natural.
A menos que podamos escuchar con atención, hay peligro de que algunos de los sonidos más quedos y delicados pasen inadvertidos por nuestros oídos anestesiados y se pierdan entre las muchas voces mecanizadas de los paisajes sonoros modernos, hasta desaparecer por completo. Por lo tanto, nuestra primera excursión sonora busca exponer a los escuchas al contenido total de su composición ambiental, de modo que es muy analítica. Pretende ser una introducción intensa a la experiencia de escuchar sin compromisos. Una excursión sonora se puede diseñar de muy diferentes maneras. Puede realizarse solo o con un acompañante (en este caso, la experiencia auditiva es más intensa y puede ser muy divertida, como cuando una persona es vendada y guiada por la otra). Puede hacerse también en grupos pequeños. Siendo así, es siempre interesante explorar la interacción entre la escucha individual y grupal, alternando entre caminar a cierta distancia o justo en medio del grupo. Además, la excursión sonora puede cubrir un área amplia o centrarse en un solo punto. No importa la forma que tome la excursión sonora, su cometido es redescubrir y reactivar nuestro sentido de la escucha. La primera excursión sonora puede hacerse donde sea, en cualquier momento y tan seguido como se desee. Para lograr mayor intensidad, tal vez sea prudente limitar la caminata inicialmente a un área pequeña o incluso a un punto en particular. Diferentes personas soportan caminatas de distinta duración. En cada caso, la duración dependerá del tiempo que tome quitar las barreras auditivas iniciales, de la profundidad del involucramiento y de la fascinación que pueda encontrarse en dicha exploración.
Inicia escuchando los sonidos de tu cuerpo mientras se mueve. Son los más cercanos a ti y establecen el primer diálogo con el entorno. Si puedes escuchar hasta el más quedo de los sonidos, estás en un entorno de proporciones humanas. En otras palabras, con tu voz o tus pasos, estás hablando con el entorno, que responde dándole a tus sonidos una calidad acústica específica.
Trata de moverte sin hacer ningún sonido.
¿Es posible?
¿Cuál es el sonido más quedo de tu cuerpo?
(Si no puedes oír los sonidos que tú mismo produces, entonces el paisaje sonoro está fuera de balance. Las proporciones humanas no tienen sentido aquí. No sólo son inaudibles tu voz y tus pasos, sino que tu oído está recibiendo una sobrecarga de sonidos).
Aleja tus oídos de tus propios sonidos y escucha los sonidos más cercanos.
¿Qué escuchas? (haz una lista)
¿Qué más escuchas?
Otra gente
Sonidos de la naturaleza
Sonidos mecánicos
Cuántos sonidos continuos
¿Puedes detectar ritmos interesantes, pulsos regulares, los tonos más altos y los más bajos?
¿Puedes escuchar algunos sonidos intermitentes o discretos crujidos estallidos agitaciones opacidadades?
¿De dónde vienen los diferentes sonidos?
¿Qué más escuchas?
Aleja tus oídos de estos sonidos y escucha más allá – - – - a la distancia.
¿Cuál es el sonido más quedo?
¿Qué más escuchas?
¿Qué más?
¿Qué más?
¿Qué más?
¿Qué más?
Hasta ahora, en tu escucha has aislado algunos sonidos de otros y los has conocido como entidades individuales, pero cada uno de ellos es parte de una composición ambiental más grande. Así que vuelve a juntarlos y escúchalos como si se tratara de una pieza musical tocada por muchos instrumentos distintos. ¿Te gusta lo que escuchas? Escoge los sonidos que más te gusten y crea el paisaje sonoro ideal en el contexto de tu entorno actual. ¿Cuáles serían sus principales características? ¿Este paisaje es sólo un sueño idealista o podría hacerse realidad?
Sospecho que la idea de salir a caminar no existe en las tribus nómadas o en las sociedades rurales. La gente se encuentra en contacto activo con la naturaleza de manera cotidiana y sus costumbres están profundamente integradas con su ambiente natural. En la vida urbana, sin embargo, los contactos cercanos con la naturaleza tienden a ser mínimos. La naturaleza deja de ser una compañera con la que uno vive y lucha día tras día para convertirse, en cambio, en un amigo distante a quien nos gusta visitar de vez en cuando. Salir a caminar es una manera en que los urbanitas intentan reconquistar su contacto con la naturaleza. Cuando salir a caminar es remplazado por la salida en automóvil —lo cual es mucho más frecuente de lo que podemos pensar—, nuestro contacto con la naturaleza deviene puramente visual. En el parabrisas, el paisaje aparece bidimensional: vemos una película acerca del paisaje, con la banda sonora de un motor en marcha o de música y voces de la radio o un casete o cd; nuestra experiencia visual es mediada por lo que escuchamos y nuestra experiencia aural no tiene relación con lo que vemos. El contacto entre el medio ambiente y los sentidos humanos es definido por la “piel” o burbuja del vehículo en el que vamos sentados. Salgamos ahora de nuestras burbujas, emerjamos de atrás de nuestras pantallas, paredes, bocinas y audífonos. Abramos nuestros oídos directamente al entorno. Emprendamos otra excursión sonora.

mapa de ruido Alicante